China se afianza en el Pacífico y América Latina responde con apertura a su inversión

La geopolítica mundial experimenta un reordenamiento significativo con el fortalecimiento de China en el Océano Pacífico y su creciente influencia económica en América Latina. Así lo afirmó la analista Greysis de la Cruz en su comentario en la Revista 110, al referirse al renovado interés de China en establecer rutas comerciales y proyectos de infraestructura que garanticen su presencia en el hemisferio sur.

De la Cruz explicó que la reciente cumbre entre China y la CELAC evidencia el compromiso del gigante asiático con su estrategia de expansión, centrada en el desarrollo de una nueva Ruta de la Seda que ahora apunta hacia América del Sur. La prioridad china, según destacó, es generar conexiones comerciales desde el Pacífico, restando peso a las rutas dominadas por Estados Unidos en el Atlántico.

“China está concentrada en Latinoamérica, específicamente en el Pacífico. Ya se han hecho grandes inversiones bajo una estrategia ganar-ganar, mientras Estados Unidos mantiene proyectos de corto plazo sin impacto real en la población”, señaló.

Uno de los ejemplos mencionados por De la Cruz es el puerto de Chancay en Perú, financiado en un 60% por China, que establecerá una conexión directa con el puerto de Shanghái. Este tipo de obras logísticas busca crear hubs regionales que transformen las rutas comerciales del continente. En ese contexto, la República Dominicana —ubicada en el corazón del Caribe— podría jugar un papel estratégico, aunque sus vínculos preferenciales con Washington limitan esas oportunidades.

Asimismo, recordó que China está creando sus propias instituciones financieras para respaldar proyectos sin depender del sistema liderado por Occidente, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Esto le permite esquivar sanciones y presiones de la administración estadounidense, que ya ha advertido sobre represalias contra empresas chinas con operaciones en América Latina.

La analista subrayó que “20 países de la región ya tienen a China como primer o segundo socio comercial”, entre ellos Colombia, Chile, Ecuador, Cuba, Brasil y Venezuela, este último beneficiado por la cooperación petrolera. A su vez, denunció que las amenazas del expresidente Donald Trump —quien busca nuevamente la presidencia— de bloquear financiamientos con origen chino representan un intento de frenar el desarrollo regional.

“Estados Unidos ha roto la confianza con sus socios. Trump genera turbulencia e incertidumbre. En cambio, China ofrece estabilidad, proyectos sostenibles y una visión de desarrollo a largo plazo”, concluyó De la Cruz.

Este nuevo escenario plantea un dilema estratégico para los gobiernos latinoamericanos: mantener el tradicional vínculo con Washington o abrirse al modelo propuesto por Pekín, que combina infraestructura, financiamiento y comercio bajo una visión multipolar. Por ahora, la mayoría opta por diversificar sin romper, pero la tensión entre ambas potencias sigue escalando.