Pocos aspirantes a la Suprema Corte y millones contra Trump: crisis de confianza

La semana cierra con dos señales que, aunque distantes geográficamente, comparten un mismo trasfondo: la desconfianza ciudadana en las instituciones.

En el ámbito nacional, a menos de 24 horas del cierre del plazo para aspirar a las vacantes en la Suprema Corte de Justicia y el Tribunal Constitucional, apenas 71 personas habían presentado sus postulaciones —una cifra sensiblemente menor a los 117 candidatos de la última convocatoria. De ellas, 60 fueron propuestas por organizaciones sociales y solo 11 se inscribieron de manera individual.

El comentarista advirtió que esta baja participación refleja el escepticismo de los profesionales del derecho ante un proceso que, según afirmó, “ha demostrado que los agraciados tienen orejas marcadas”.

“En la convocatoria pasada hubo aspirantes con gran preparación y desempeño ejemplar ante el Consejo Nacional de la Magistratura, que sin embargo no fueron seleccionados. Eso desanima a cualquiera”, comentó.

El analista reclamó que las futuras convocatorias definan criterios más claros y objetivos para devolver la confianza en la selección de jueces, subrayando que la justicia dominicana “no puede seguir percibiéndose como un club político”.

En el plano internacional, el foco se trasladó a Estados Unidos, donde entre seis y siete millones de personas marcharon bajo la consigna “No More Kings” (“No más reyes”) para protestar contra las políticas del presidente Donald Trump.

Yunior Espinosa calificó la movilización como “una muestra de agotamiento frente a los excesos del poder”, pero lamentó que la respuesta oficial haya sido “un acto de burla”, tras circular un video generado con inteligencia artificial que mostraba a Trump lanzando lodo desde una aeronave.

“Ese es el nivel de respeto que se le tiene al pueblo: en lugar de escuchar, se ridiculiza la protesta”, señaló.

El análisis concluyó cuestionando el concepto de “libertad” que promueven los gobiernos actuales:

“¿De qué libertad hablamos? ¿De la que permite decir cualquier cosa sin pruebas, o de la que garantiza justicia e igualdad? La verdadera libertad no consiste en acumular privilegios, sino en repartir oportunidades.”

Con tono reflexivo, Espinosa vinculó ambos hechos —la apatía ante el sistema judicial dominicano y la rebelión civil en Estados Unidos— como síntomas de un mismo problema global: la erosión de la confianza pública en las instituciones que deberían proteger la democracia.