Lucrecia Rojas ex integrante de Las Chicas del Can sobrevivió a los dos atentados contra las torres gemelas

Miguel Cruz Tejada

NUEVA YORK._ Lucrecia Rojas, una de las ex integrantes de la popular orqueste
merenguera femenina “Las Chicas del Can”, de los años ochentas, sobrevivió a los dos
atentados terroristas de Al Qaeda a las torres gemelas en el Centro Mundial de
Comercio (WTC) el primero el 26 de febrero de 1993 y el segundo el 11 de septiembre
de 2001.
Para entonces Lucrecia era la manager de una tienda de perfumes “Milano Perfumería”
propiedad de una prima suya ubicado en el primer nivel de una de las torres.
En el atentado en 1993 los terroristas usaron camioneta cargada de dinamita que
hicieron explotar en la parte baja de las torres, sin que ocurriera lo que sucedió en 2001
debido a que solo pudieron sacudir la estructura que se creía era indestructible.
Murieron seis víctimas y se responsabilizó a terroristas islámicos que residían en
Estados Unidos, uno de ellos, Ramzi Yousef de Pakistán quien condujo la camioneta
con la dinamita y logró huir a su país donde fue arrestado.
Los otros fueron detenidos en Estados Unidos.
Eso llevó a Osama bin Laden a usar los aviones secuestrados para impactar los edificios
con más de 100 pisos cada uno y situados en el Distrito Financiero donde también se
encuentra la Bolsa de Valores de la calle Wall Street.
El relato de la artista fue publicado en el periódico Chicago Tribune el 3 de septiembre
de 2011 contando lo que vio y sufrió durante y después de la asonada terrorista.
Fue ubicada por este reportero en el estado de Idaho donde reside junto a su esposo e
hijos y es predicadora en una congregación evangélica en la ciudad de Boise.
(https://youtu.be/XoIu-h4hXFc)
En un mensaje enviado por el mensajero de facebook confirmó la historia que relató en
2011, diez años después de la asonada terrorista contra Nueva York.
Narró que como de costumbre llegó el fatídico 11 de septiembre 2001 a su trabajo a las
7:00 de la mañana.
A las 8:46, sonó el estruendo que cambiaría su vida para siempre e hizo que le tomara
fobia a Nueva York.
Dijo que la gente gritaba que era una bomba, el temor se esparció por todo el edificio y
los empleados se abalanzaban en busca de la salida más cercana.
En tiempos normales, ella llegaba a esa salida en cinco minutos, pero entre la
muchedumbre y el caos le tomó 15.
Cuando salió a la calle, se encontró con una escena que le provocó un shock.

"Había pedazos de gente en el suelo," dijo. Un hombre que cayó frente a ella la
traumatizó a tal nivel que no pudo volver a dormir durante un año.
"Nunca soltó el maletín. Fue como un pedazo de cristal al caer al suelo", añadió. "Los
seres humanos nos creemos tan fuertes y somos bien frágiles".
"No sabíamos del avión que se había estrellado ahí, nada más sabía que tenía que
correr", relató. Escuchó los ruidos ensordecedores de los impactos de las aeronaves que
los terroristas estrellaron contra las torres.
"Pasó mucho tiempo para que mi oído pudiera volviera a escuchar normalmente", dijo.
Relata que caminó todo el día hasta su casa en El Bronx, donde sus dos hijos la
esperaban sin saber si estaba viva o muerta.
Este era el segundo atentado terrorista que sobrevivía Rojas en el WTC, donde había
laborado por 17 años.
Rojas tomó a sus hijos y se los llevó al aeropuerto reabierto para regresar a República
Dominicana.
"Yo lo único que quería era regresar a República Dominicana", dijo. "Estaba muy
desesperada que ni siquiera me di cuenta que tenía que comprar un boleto de ida y
vuelta para mis hijos, que son ciudadanos americano”, explicó.
“Llegué al mostrador de la línea aérea y me faltaban $100 dólares para completar el
pasaje y le dije a la señorita que era sobreviviente de los atentados del World Trade
Center y quería irme y un señor me pagó lo que me faltaba", cuenta Lucrecia.
Duró tres meses en su país y regresó a Nueva York donde se convirtió en una
desamparada sin hogar y con numerosas deudas, ya que se fue con lo que llevaba
puesto.
La Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA) y la Cruz Roja Americana la
ayudaron a conseguir un lugar donde vivir y a pagar la renta y terapia psicológica para
ella y sus hijos.
Recordó que recibió unos $25,000 dólares en ayuda gubernamental y de otras agencias
privadas.
En 2011 dijo que el Gobierno seguía pagándole parcial o la totalidad de la renta cuando
estuviera desempleada por ser una sobreviviente de los ataques.
Pero también regresó a Nueva York en el mismo avión de American Airlines que
explotó al día siguiente, 11 de noviembre 2001 en camino a la República Dominicana,
al igual que este reportero.
"Me estaba haciendo daño la ciudad", precisó Rojas.
El trauma de lo vivido el 11 de septiembre hizo que Rojas decidiera no seguir viviendo
en Nueva York.
"Ya no quiero estar donde hay edificios grandes", dijo. "Cada vez que estoy allá es
revivir lo mismo que pasé, es un estrés psicológico", le dijo al Chicago Tribune.
Visitó en tres ocasiones la Zona Cero.
"Me pongo a llorar y me da un dolor de cabeza que me dura dos meses", dijo. "Fue
terrible. Es algo que te marca para toda la vida, solo empiezo a recordar estar viendo
puras almas humanas en pedacitos".
Un año después de regresar a Nueva York, se mudó a Florida y ahora vive en Idaho, y
es que en el campo abierto encontró la paz que no tenía en Manhattan.
El cambio en su vida no sólo ha sido físico, sino también espiritual.
Se casó con un ministro evangélico y actualmente es propietaria del salón de belleza
“Taino´s Salon” en la ciudad de Boise, Idaho.
Junto a él, ofrece charlas de motivación y relata lo que ha vivido y cómo Dios ha obrado
en su vida.
"Yo estoy segura que el Señor quería que me salvara de esa tragedia", dijo.

También trabaja como maestra sustituta y estilista de belleza, recalcando que lo
ocurrido el 11 de septiembre seguirá marcándola para toda la vida.
En cada aniversario del ataque a las torres, Rojas ella celebra un año más de vida y
recuerda a todos los amigos, clientes y conocidos que perecieron en el golpe letal de los
terroristas.
"Trato de no mirar las noticias de ese día y hacer conciencia en la gente que la vida es
valiosa y que tenemos que aprovechar cada minuto que Dios nos da", dijo.