El tema haitiano se debe resolver de aquel lado

Comentario de José Israel Cuello:

El Canciller dominicano cogió para Haití antes de los cien días de gobierno y ha dejado saber poco de sus encuentros por allá.
Su par haitiano reciproca con una visita que implica encuentros con sus muchos consulados por acá a la vez que con una campaña por los partos en instalaciones dominicanas que muchas veces ni se pagan pero que tampoco se registran en los ingresos de divisas convertibles del país, que lo son y mucho, porque desde que la parturienta se monta en la cola de un motor en la frontera hasta que regresa con el muchacho en los brazos está gastando, y ellos no producen pesos, así que los cambió allá. Los gourdes no circulan en las clínicas locales.
El tema haitiano no se va a resolver de este lado de la isla, sino de aquel lado, cuando allá, y aquí sobre de todo.
Si no se desarrolla HAITI ellos vendrán para acá, aunque sea, como es, para buscar otros destinos, el mejor de los cuales, para los unos como para nosotros, es Estados Unidos de América, mientras Trump no vuelva al poder.
En la frontera, mientras tanto, hacer clínicas ginecológicas en tierra Apache, para que no haya problemas de nacionalidades, a la vez para que las parturientas gasten menos y no ocupen camas lejos cuando pueden tenerlas cerca.
¡Lo que es la vida! En el siglo XIX, Francisco Henríquez y Carvajal y el Dr. Alejandro Llenas, entre otros, después de graduarse médicos en París, ejercieron en Cabo Haitiano, donde el primero casó en segundas nupcias, y el otro se llegaba unos días al mes a Santiago para atender clientelas menores, evidentemente secundarias.
Otro problema es el del Desarrollo Fronterizo coordinado, desarrollo que se ha propiciado desde este lado, con éxito replicable y extensible en el norte con la instalación textil que opera Capellán.
No así la Zona Franca fronteriza que si bien ha creado empleo, porque no había nada, en realidad recibe un subsidio estatal para que compita con las empresas que funcionan reguladas, y eso debe corregirse logrando, que la más grande y controversial de ellas, la de refrescos, envase y promueva productos con materias primas locales, que se siembran y se podrían sembrar a ambos lados de la frontera: Gengibre y Sábila, que se siembran ya, y STEVIA, que se puede sembrar, procesar y exportar sin límites, venderle a los refresqueros de la competencia capitaleña y solventar en algo el mercado gratuito que se les ha otorgado.
Ahora, con un Senador emprendedor y empresario del transporte, agenciar procesos intermedios en la construcción automovilística de cualquier tipo para generar empleos de nuevo cuño, comenzando tal vez con el armado de motocicletas eléctricas, que tendrán mercado local y continental masivo en las próximas décadas, que así empezó la Honda, con la 50 en que tantos se mataron.
Con cosas, Haití se está quieto, y puede que arranque.