Desde las entretelas de las Catalinas

Comentario de José Israel Cuello:

Primero, identificar el malo, el que las asumió por el Estado y las construyó en terreno ajeno, el que decidió que fueran a carbón, el que las contrató con Odebrech, y veinte anomalías más que se resúmen en EL GOBIERNO PRECEDENTE.

No es, por cierto Jaime Aristy el malo, tal vez fue el ingenuo que, sin pensar en coyunturas políticas asumió el timón de aquel barco a punto de zozobra para ser luego el pararrayos de un gobierno que le teme a la dolorosa corrección de tantos errores y dolos acumulados.

Parecería ser, a los niveles de la polémica del día, que el actual gobierno, al abrir una licitación para Compra de Energía quisiera impedir la presencia de ofertas innovadoras que acerquen al país a una meta, ya posible, que le independice de la compra de combustibles de cualquier tipo para su sistema energético, al especificar en el pliego de condiciones a los licitantes el empleo de un combustible único, el Gas Natural, que sí debió emplearse en las catalinas, pero hoy, el Hidrógeno es una posibilidad no desdeñable si se valora lo que significa en la dureza de la moneda local y en el balance de compras y ventas en monedas extranjeras del país en cada año, en cada mes, en cada día, en cada hora, en cada minuto, en cada segundo.

Me atrevo a más, el Hidrógeno como combustible puede hacer al país exportador de energía, de verdad, aunque Haití no tenga con qué pagarla, no de juego como ahora en que se reexportaría un combustible que cuesta mucho al país en moneda extranjera, para no cobrarla.