José Henríquez (Picolo) denuncia la depredación del río Nizao y alerta sobre su grave impacto ambiental

El reconocido ambientalista, comunicador y escritor José Henríquez, conocido como “Picolo”, denunció públicamente la alarmante depredación del río Nizao, uno de los afluentes más importantes de la República Dominicana, y advirtió sobre las graves consecuencias ecológicas, sociales y económicas de su deterioro.

Durante una intervención en un programa televisivo, Henríquez explicó que el Nizao nace en la Cordillera Central, en el área protegida del Parque Nacional Juan Bautista Pérez Rancier (Valle Nuevo), y abastece de agua a tres presas (Las Barias, Jigüey y Aguacate), a importantes sistemas hidroeléctricos, acueductos y zonas agrícolas del sur del país. Además, sostuvo que el río suple más del 50 % del agua que consume el Gran Santo Domingo, lo que lo convierte en un recurso vital para millones de personas.

“El Nizao tiene una cuenca de 600 km² y recorre unos 118 km, abasteciendo a los acueductos de Valdesia y Marcos A. Cabral, generando más de 3,000 GWh de energía anual y regando más de 223,000 tareas de tierras agrícolas, desde Ocoa hasta Peravia y San Cristóbal”, precisó.

Picolo expresó preocupación por la explotación incontrolada de agregados (arena, grava y piedras) por parte de granceras que han operado sin autorización ambiental válida, incluso después del vencimiento de sus permisos. Denunció que estas extracciones, lejos de estar reguladas, han provocado la alteración del cauce, deforestación en la cuenca alta y sedimentación acelerada, afectando la biodiversidad y la capacidad del río para sostener la vida y la economía de las comunidades aledañas.

“No estamos en contra del desarrollo ni de la extracción de materiales, pero debe hacerse bajo el cumplimiento estricto de la Ley 64-00 sobre Medio Ambiente y Recursos Naturales, que exige estudios de impacto ambiental e hídrico previos”, subrayó.

Henríquez, fundador del Movimiento Ambientalista “Los Manielistas” en San José de Ocoa, llamó a las autoridades del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales a detener de inmediato las actividades ilegales y a restaurar las áreas impactadas.

“El río Nizao no puede seguir siendo sacrificado. Protegerlo es proteger la vida, el agua y el futuro del sur y del país entero”, concluyó.