Encrucijada

República Dominicana enfrenta una encrucijada climática urgente. El huracán Melissa evidenció la fragilidad de nuestras infraestructuras y comunidades. Aunque el gobierno anunció inversiones por 6,800 millones en 62 proyectos, persisten viviendas en zonas de riesgo, drenajes colapsados y una deuda que consume el 27% del PIB. La vulnerabilidad climática exige más que reforestación: requiere educación ambiental, reforma territorial y políticas migratorias que reconozcan el desplazamiento climático. El debate sigue periférico en la agenda política. Este desafío no es sólo técnico, sino ético y social. Los más afectados no diseñan los planes: viven en las márgenes. Y ellos no pueden esperar.