Decidir en cuidados intensivos: derechos del paciente, dilemas familiares y desafíos médicos

La doctora Fanny Márquez, internista e intensivista, y actual gerente de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Rodolfo de la Cruz Lora, abordó este martes en Revista 110 los complejos procesos de decisión que se presentan en las unidades de cuidados intensivos (UCI), donde confluyen la voluntad anticipada del paciente, las opiniones de los familiares y el criterio médico.

Márquez explicó que las voluntades anticipadas son un derecho que asiste al paciente a decidir sobre su atención médica en caso de enfermedad grave, incluyendo el ingreso a la UCI y los procedimientos a realizar. Estas decisiones deben ser respetadas tanto por médicos como por familiares, siempre que se documenten con un consentimiento informado.

“Si el paciente expresa que no quiere ingresar o rechaza ciertos procedimientos, tenemos la obligación ética y legal de respetarlo”, afirmó.

Cuando el paciente no está en condiciones de decidir —por ejemplo, tras un accidente o por estar inconsciente—, las decisiones recaen inicialmente en familiares directos. Sin embargo, en casos de desacuerdo entre varios hijos, por ejemplo, se busca un consenso o se privilegia la opinión del cónyuge si está presente. En ausencia de comités de bioética en muchos hospitales del país, como reconoció la doctora, la carga de estas decisiones recae muchas veces exclusivamente sobre el equipo de cuidados intensivos.

Márquez también abordó el desafío emocional y psicológico que representa el ingreso a una UCI, no solo para el paciente, sino también para sus cuidadores. Destacó el síndrome post-cuidados intensivos, que puede generar ansiedad, desorientación y depresión, en parte por el aislamiento, la falta de luz natural en las instalaciones hospitalarias y la restricción de visitas.

En cuanto a los costos, indicó que un día de hospitalización en cuidados intensivos en República Dominicana puede oscilar entre 50,000 y 200,000 pesos, por los equipos especializados, personal entrenado y tratamientos de alto costo.

Finalmente, aclaró que aunque múltiples especialistas pueden intervenir en el tratamiento de un paciente crítico, es el intensivista quien lidera el manejo integral para mantener el equilibrio clínico. “El paciente en UCI es multidisciplinario, pero el intensivista coordina todo el proceso para garantizar su estabilidad”, concluyó.

La conversación dejó en evidencia no solo la necesidad de fortalecer la educación médica y ciudadana sobre derechos en salud, sino también de institucionalizar comités de bioética y dar seguimiento post-hospitalario a los pacientes críticos.