Niegan acceso a reporteros en centro de consumo de drogas en el Alto Manhattan que alcalde justifica como refugio seguro

Miguel Cruz Tejada

NUEVA YORK._ Los responsables del centro de consumo de drogas autorizado por la
ciudad y justificado por el alcalde Bill de Blasio como “un refugio seguro” para los
drogadictos están negando el acceso al interior a los reporteros locales.
Ayer miércoles, este reportero acudió al centro situado en el 500 Oeste (West) de la
calle 180 casi con avenida Ámsterdam, y lo primero que encontró en la puerta principal
de entrada fue un hombre con un chaleco verde lumínico y el emblema de la División de
Seguridad Pública.
“Usted, ni ningún otro periodista pueden entrar aquí, está prohibido, esa es la orden que
tenemos”, dijo el guardia civil rehusando dar más detalles sobre la negativa.
Adentro, el centro cuenta con una fila de cabinas preparadas con todos los dispositivos e
insumos para consumir los psicotrópicos a elección de los enfermos del vicio de las
drogas.
Es una especie de menú como si se tratara de un restaurante cualquiera.
La foto que ilustra este reportaje tuvo que ser tomada desde el otro lado de la calle y
detrás de una barrera de un edificio comercial que se le levanta del lado de la avenida
Ámsterdam, por lo que el guardia no se percató de que se tomaban las imágenes,
incluyendo la de él.
La apertura de los centros con otro en la calle 126 en el Este de Harlem, provocó una
andanada de críticas contra el alcalde al que a partir de ayer, le queda un mes en el
cargo porque entregará el primero de enero la alcaldía al electo Eric Adams.
“Estos son refugios seguros para evitar que alguien muera por sobredosis de drogas”,
dijo el alcalde en una indirecta respuesta a las críticas del congresista Adriano Espaillat
y la congresista republicana Nicole Malliotakis, quienes presionan al alcalde para que
saque los centros de las zonas urbanas de la ciudad.
A ellos, se ha unido el líder de la minoría republicana en el ayuntamiento del condado
de Staten Island, Joe Borelli, quien calificó las cabinas de consumo como “centros de la
muerte”.
Se supo que el alcalde de Nueva York intentó abrir cuatro centros durante la
administración del entonces presidente Donald Trump quien se opuso coincidiendo con
la oposición del gobernador renunciante Andrew Cuomo.

Los centros en el Alto Manhattan y Harlem son los primeros que están operando en los
Estados Unidos.
Espaillat cuestionó a de Blasio preguntándole porqué un mes antes de su salida del
ayuntamiento, se le ocurrió la iniciativa.
Expertos en leyes federales aseguran que los centros son ilegales acorde con una
clasificación de la DEA que cataloga esos espacios como “casas de seguridad”
clandestinas para consumidores y traficantes de drogas, donde los adictos se forman en
grupos y las consumen dando acceso a vendedores.
El martes de esta semana, primer día de apertura de los dos centros, cinco adictos
sufrieron ataques por sobredosis.
"Los Centros de Prevención de Sobredosis son una forma segura y efectiva de abordar
la crisis de opioides. Estoy orgulloso de mostrar a las ciudades de este país que después
de décadas de fracaso, es posible un enfoque más inteligente", dijo de Blasio en un
comunicado.
Espaillat lo conminó a llevar los centros a los hospitales públicos de la ciudad y bajo
control del Departamento de Salud.
New York Harm Reduction Educators y Washington Heights CORNER Project son las
organizaciones que en Harlem y el Alto Manhattan están administrando los centros con
fondos de los contribuyentes, por lo que se esperan protestas públicas en los próximos
días.
Kailin See, directora senior de programas de New York Harm Reduction Educators,
confirmó los casos de sobredosis, añadiendo que los adictos sobrevivieron.
El dueño de una ferretería en la avenida Ámsterdam, contigua al centro del Alto
Manhattan observó que alguien era sacado en ambulancia por una aparente sobredosis,
pero esa versión no pudo ser confirmada porque además de negar el acceso a los
reporteros, el personal tiene prohibido hablar con los medios de comunicación.
El comercian no quiso identificarse por temor a represalias de los adictos, diciendo que
promover el consumo de las drogas, es horrible.
Las dos ubicaciones de Manhattan y Harlem se eligieron en función de la necesidad de
salud y la profundidad de la experiencia del programa, dijo el Departamento de Salud.
Los sitios proporcionarán agujas limpias y servicios sociales, pero los usuarios deben
llevar sus propias drogas.
Las estadísticas muestran que el año pasado más de 2,000 neoyorquinos murieron por
sobredosis de drogas, el número más alto desde que la ciudad comenzó a rastrear las
cifras en 2000.
La droga más común involucrada en las muertes son los opioides. Entre enero y marzo
de este año, otras 596 personas perdieron la vida debido a la adicción.
Según un estudio del Departamento de Salud de la ciudad los centros salvarían de la
muerte por sobredosis hasta 130 adictos al año.
Un cartel en rojo a la entrada del centro en el Alto Manhattan detalla los servicios que
se ofrecen entre estos, salvar vidas de las sobredosis.