Apolinar Veloz plantea eliminar exenciones y separar el gasto clientelar para corregir desequilibrios fiscales
El economista Apolinar Veloz advirtió que la economía dominicana mantiene “contradicciones estructurales” que impiden que el crecimiento de las últimas décadas se traduzca en bienestar para la población. Durante una conversación en Revista 110, explicó que, pese a los avances macroeconómicos, el país continúa expulsando trabajadores al exterior por la falta de empleos capaces de cubrir necesidades básicas.
Veloz atribuyó esta desconexión entre crecimiento y calidad de vida a una profunda concentración del ingreso, señalando que el 20% más rico del país capta el 48% de los recursos, mientras el 20% más pobre apenas recibe el 5.5%. A su juicio, esta desigualdad evidencia que el crecimiento económico “no se está manifestando en mayor demanda de empleo ni en mayor bienestar”.
El economista sostuvo que la estructura fiscal también profundiza los desequilibrios. Afirmó que el gasto corriente está comprometido por el pago de la deuda pública, las nóminas del Estado y las transferencias sociales vinculadas al clientelismo político. Del lado de los ingresos, señaló problemas como evasión fiscal, un impuesto sobre la renta debilitado y exenciones que calificó como “beneficios netos” para sectores empresariales.
En ese sentido, Veloz consideró inevitable una reforma fiscal profunda y sostuvo que su primera recomendación sería “eliminar todas las exenciones fiscales dirigidas a los empresarios”, incluyendo las del sector turismo, zonas francas y exportación. Afirmó que estos incentivos “no han impulsado la productividad ni la inversión” y representan una pérdida significativa de ingresos públicos.
Asimismo, advirtió que el endeudamiento continuará aumentando mientras no se modifique la estructura del gasto y no se fortalezcan los ingresos tributarios. Dijo que el presupuesto mantiene un déficit fiscal que se repite año tras año en torno al 3% del PIB, sin señales de corrección.
Sobre las proyecciones de crecimiento, explicó que la reducción del consumo y la inversión privada ha limitado el ritmo de expansión económica y que, aunque el país sigue creciendo, la caída de la demanda interna evidencia vulnerabilidad. Añadió que la inversión pública, al depender del endeudamiento, pierde capacidad de impulsar la demanda agregada debido al creciente peso de los intereses de la deuda.
El economista concluyó que cualquier reforma fiscal tendrá un alto costo político, debido a los vínculos entre partidos y grupos empresariales que se benefician de los incentivos actuales. No obstante, insistió en que sin esos cambios estructurales “no habrá sostenibilidad fiscal ni mejora real en el bienestar de la población”.

