
Panamá, que solo ganó la Serie en 1950, rompió con la hegemonía cubana, pues la novena de la isla había ganado tres títulos en finales realizadas en el país centroamericano, y a esta cita acudió como invitado y anfitrión.
El lanzador ganador fue Harold Araúz (2-0), el perdedor el cubano Freddy Asiel Álvarez (0-2) y el juego salvado le correspondió al exgrandes ligas Manuel ‘Manny’ Corpas (4-0).
De paso, Cuba vio cortada su racha ganadora en Panamá. Los cubanos se habían coronado las tres veces que este país organizó el torneo en 1952, 1956 y 1960.