La Realidad del Arroz: Un Análisis del Consumo y la Producción
Sandino Bisonó, conocido defensor de los derechos del consumidor, comparó la fe en los dogmas religiosos con la confianza ciega que los consumidores depositan en los productos que adquieren diariamente. Según Bisonó, al igual que los creyentes aceptan los dogmas de la Iglesia Católica sin cuestionar su origen, los consumidores a menudo compran productos sin investigar su procedencia o composición.
Bisonó destacó que esta falta de escrutinio puede llevar a consecuencias adversas, especialmente en el mercado de alimentos y medicamentos. “Compramos productos sin saber quién los hizo ni qué contienen realmente. Algunos de estos productos ni siquiera están aprobados por las autoridades locales”, afirmó Bisonó. Hizo especial énfasis en los productos importados, que a menudo no tienen etiquetas en español, dificultando aún más la comprensión de sus contenidos por parte de los consumidores dominicanos.
Un ejemplo claro de esta problemática es la situación en la Avenida Benito González con Duarte, donde las tiendas chinas venden productos que muchos consumidores compran sin saber exactamente qué están comprando. Bisonó instó a las autoridades a reforzar las regulaciones y a garantizar que todos los productos en el mercado tengan etiquetas claras y comprensibles en español.
Además, Bisonó mencionó la importancia de las etiquetas frontales en los productos alimenticios, que permiten al consumidor entender rápidamente el contenido y la calidad del producto. La falta de estas etiquetas puede resultar en un mercado “ciego y mudo”, donde los consumidores no saben realmente qué están comprando.
En su discurso, Bisonó también abordó el papel crucial de las instituciones como Proconsumidor en la defensa de los derechos del consumidor. Sin embargo, lamentó que la actual administración de Proconsumidor haya marginado a organizaciones y defensores como él, que han trabajado incansablemente durante años para proteger a los consumidores.
Finalmente, Bisonó hizo un llamado a los consumidores a ser más críticos y exigentes con los productos que compran, y a las autoridades a cumplir y hacer cumplir las leyes que protegen a los consumidores. “La defensa del consumidor no es solo una cuestión de leyes, sino de respeto y dignidad hacia quienes confían en el mercado”, concluyó.