Hazim reconoce trayectoria de Corporán en el consulado de Nueva York
Santo Domingo, RD.- En un estudio de televisión, con la naturalidad de lo cotidiano, ocurrió una escena pequeña que dice mucho sobre cómo funciona la vida dominicana en la diáspora. El director de prensa del Consulado General de la República Dominicana en Nueva York, Elías Barreras Corporán, hizo una visita de cortesía. Y el Dr. Julito Hazim, en vivo, decidió detenerse a hablar de trayectoria, de oficio y de continuidad, como si estuviera describiendo una pieza invisible de la maquinaria que sostiene a la diáspora.
Más allá del testimonio de Hazim, hay referencias institucionales y coberturas mediáticas que identifican a Elías Barreras Corporán como parte del equipo de comunicaciones del Consulado Dominicano en Nueva York, liderado por el cónsul, Jesús Vasquez Martínez (Chú).
Ese contexto ayuda a entender por qué Hazim subraya la continuidad. En un servicio público expuesto a cambios políticos, la memoria institucional suele vivir en puestos técnicos y operativos que sostienen el día a día. Eso es lo que Hazim reconoce cuando habla de años, de permanencia y de una rutina de servicio que no se detiene con cada relevo.
Hazim no construyó un elogio ornamental. Habló como alguien que ha visto pasar gobiernos, estilos y ciclos, y que reconoce cuando un funcionario se vuelve puente. En su declaración, lo ubica desde temprano en su entorno mediático, ligado a los inicios de Revista 110, y lo enmarca en una biografía que cruza política y comunicación, con una referencia familiar a Rafael Corporán de los Santos como parte del mundo donde Barreras Corporán se formó y se movió.
La columna vertebral del comentario de Hazim es una frase que no aparece como consigna, sino como retrato. Barreras Corporán, dice, ha mantenido a los medios informados de las actividades del consulado y ha sido canal de servicio para dominicanos que han buscado ayuda, sin importar quién gobierne. En su narrativa, esa continuidad no es una casualidad. Es una postura.
El énfasis tiene sentido en un espacio como Nueva York, donde la relación con un consulado suele ser urgente y emocional. Un pasaporte, un acta, una legalización, un documento, un trámite que se volvió límite. Para la diáspora, la comunicación institucional no es un comunicado. Es la diferencia entre avanzar o quedarse varado, después de todo un largo día de un viaje, por ejemplo, desde Connecticut.
Hazim no es una figura de paso en la televisión dominicana. En 2025, distintos medios registraron la conmemoración de sus 40 años en pantalla con Revista 110, en un acto público donde se destacó su trayectoria. Esa trayectoria explica el tono del reconocimiento. No son palabras de un fan, ni de un vocero. Son palabras de alguien que ha construido una relación larga con el poder, con sus códigos y con sus personajes, y que sabe cuándo una pieza de la institución se vuelve imprescindible para la comunidad.
El retrato humano dentro del elogio
Hay un detalle que da textura al comentario. Hazim describe a Barreras Corporán como alguien poco dado a protagonismos, eficiente en gestiones, útil como canal y, en un guiño de humor, rápido para hablar. En lugar de poner el foco en un cargo, lo pone en una forma de estar. Resolver, conectar, responder, sostener.
Ese es el corazón del reconocimiento. No la biografía completa, sino la función que la diáspora aprende a valorar con el tiempo. El funcionario que no cambia de trato según el gobierno. El que entiende que cada llamada puede ser un problema real. El que convierte una oficina en una puerta, no en una pared.

