Comisiones y sobornos
Los métodos para defraudar al Estado muestran un patrón repetido: contratos inflados, servicios simulados y pagos condicionados a comisiones y sobornos, esquema que convierte la gestión pública en terreno fértil para la corrupción, donde proveedores y funcionarios se benefician de prácticas normalizadas que nunca deberían existir. El problema no es solo el fraude, sino la ausencia de controles capaces de detectarlo y frenarlo. Auditorías débiles, complicidad interna y falta de transparencia permiten que estas comisiones ilegales se conviertan en regla. La lucha contra la corrupción exige romper con esta cultura de intermediación y establecer mecanismos sólidos.

