Julio Hazim: “Aquí nadie se ha atrevido a jugarse el cargo por el país”

Julio Hazim advirtió que la República Dominicana enfrenta una etapa incierta, marcada por el estancamiento de reformas estructurales, la debilidad institucional y la ausencia de líderes que asuman riesgos reales en favor del interés nacional. “Aquí nadie se ha jugado el cargo por resolver los problemas de fondo del país”, sentenció.

Hazim reflexionó sobre los últimos 25 años de gestión, donde cuatro presidentes han gobernado, pero resaltó que el único funcionario constante ha sido Héctor Valdez Albizu, gobernador del Banco Central, a quien calificó como “el verdadero quinto poder del Estado”.

El comunicador criticó lo que definió como un sistema político atado a compromisos electorales, chantajes mediáticos y uso selectivo de la justicia, con casos como los de Lula, Trump, y en el ámbito local, las acusaciones contra Gonzalo Castillo, Donald Guerrero y José Ramón Peralta. A su juicio, en el país se ha instaurado un patrón similar al lawfare, utilizando la justicia con fines políticos.

Hazim calificó como “coincidencia peligrosa” que el mismo día en que el presidente Luis Abinader se reunió con Danilo Medina para tratar temas de Haití, el Ministerio Público estuviera leyendo la acusación formal contra tres de los principales exfuncionarios del PLD. “¿Eso es independencia o una señal política? Eso manda mensajes. Y son errores que se pagan”, advirtió.

En tono crítico, cuestionó también el poder creciente de figuras como la vicepresidenta Raquel Peña, quien, según dijo, ha manejado hasta cinco ministerios, y denunció la instrumentalización de SENASA como herramienta de proselitismo a través de la salud. “La Fuerza del Pueblo se dio cuenta de eso, y ya empezó su ataque por ahí”, señaló.

Hazim también afirmó que el gobierno de Abinader no podrá sostenerse por 35 meses más sin una reforma fiscal, pero que no hay dinero, no se cumplen los programas sociales, y el 4% de educación está bajo sospecha de desvío. En su opinión, el presidente parece haberse inclinado por asegurar la permanencia de su partido en el poder, más que por saldar favores a la oposición.